Drogas ilegales y confinamiento: ¿qué pasa cuando está prohibido salir de fiesta?
El uso de drogas en fiestas online es un fenómeno oculto: no existen estadísticas que liguen este consumo en estos contextos; y los trabajos para investigarlo solo pueden sondear a poblaciones reducidas, como consumidores reconocidos y participantes voluntarios de encuestas que, en muchas ocasiones, cuestionan el anonimato garantizado por estos trabajos.
No obstante, los datos oficiales sí notifican una importante reducción en el consumo de drogas típicas de fiestas y eventos, y que podría ligarse a la falta de disponibilidad de sustancias o de oportunidades para consumirlas.
El informe COVID-19, consumo de sustancias psicoactivas y adicciones en España de julio de 2020, del Observatorio Español de las Drogas y Adicciones (Ministerio de Sanidad), recoge que la mayoría de usuarios de sustancias psicoactivas ilegales han reducido o cesado su consumo (71,9 %) durante el confinamiento de la primera ola de la pandemia. Este documento se basa en la breve encuesta europea sobre consumo de drogas en el contexto de la pandemia (Mini-EWSD-COVID-19) realizada por el Observatorio Europeo de Drogas y Adicciones entre el 8 de abril y el 31 de mayo.
Esta tendencia es similar en todas las sustancias de este grupo (éxtasis, cocaína, heroína y anfetaminas) salvo el cannabis, que no ha variado su consumo y para algunas poblaciones incluso ha aumentado.
Una reducción sustancial en el consumo de estas drogas es, de entrada, beneficiosa para la salud pública. Pero otros expertos apuntan a que la disminución de estas sustancias relacionadas con las raves puede tener un efecto rebote en usuarios que pueden recaer en un consumo de riesgo y preocupante en cuanto se pueda volver a salir de fiesta.
El “rebote” tras el confinamiento
“El confinamiento empezó entre febrero y marzo, el momento en el que los productores de MDMA y cocaína importan estas sustancias en Europa para el verano. Cuando terminen las cuarentenas, toda esa droga seguirá ahí”. El que habla es Adam Winstock, profesor clínico honorario del Instituto de Epidemiología y Asistencia Sanitaria del University College de Londres (Reino Unido), psiquiatra especialista en adicciones y fundador de la Encuesta Global sobre Drogas (Goblal Drugs Survey o GDS, en inglés), el mayor sondeo sobre estas sustancias del mundo, con más de 900.000 participantes en el total de sus encuestas.
En su opinión, el mensaje preventivo que las instituciones deberían transmitir a los usuarios de drogas es que, después de meses sin consumir, “no debemos perder la cabeza”, evitando retóricas como “es la primera vez, me merezco una noche loca”. Reconoce, no obstante, que será difícil.
GDS: Menos consumo, pero más concentrado
El GDS elaboró un informe especial por la pandemia de coronavirus y el uso de drogas hasta junio de 2020. Con 59.969 respuestas recibidas, es uno de los informes más completos de su campo y ofrece una fotografía del consumo de sustancias durante la primera ola de la covid-19.
Los resultados de este trabajo arrojan tendencias de consumo que eran “bastante predecibles”, según explica Winstock: un aumento generalizado en alcohol, cannabis, opiáceos y benzodiazepinas, drogas que la gente puede usar por su cuenta en casa.
Sobre este reducido grupo que consumió más, Winstock plantea que son personas “con problemas de salud mental o en riesgo de tenerlo” que la pandemia y sus efectos –aislamiento social y no poder trabajar– han sido el detonante del uso de drogas. “He visto muchos casos [en su consulta] de personas que no podían consumir entre semana porque tenían que estar en su puesto de oficina. Ahora, el teletrabajo ha eliminado esta barrera”, relata.
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