El consumo de alcohol en la adolescencia altera zonas cerebrales relacionadas con el comportamiento emocional
Un equipo de expertos del grupo de Neuropsicofarmacología del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA), en colaboración con el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) de Barcelona, han determinado que el consumo de alcohol en ratas jóvenes afecta a sistemas de señalización en determinadas regiones del cerebro, alterando la respuesta emocional en edad adulta. El consumo de alcohol en la adolescencia altera zonas cerebrales relacionadas con el comportamiento emocional
Así, el consumo voluntario de alcohol durante la adolescencia afecta la expresión del sistema endocannabinoide principalmente en dos regiones cerebrales –el hipocampo y la corteza cerebral– que se asocian con el aprendizaje, la memoria y la toma de decisiones.
Estas zonas cerebrales resultan clave en el desarrollo de la adicción por formar parte del principal circuito de recompensa. La alteración de este sistema en estos puntos concretos podría estar relacionada con la aparición de signos de ansiedad y el estado emocional negativo producido por la abstinencia. Al mismo tiempo, los investigadores indican que esta ingesta temprana de alcohol también produce alteraciones más a largo plazo en las respuestas emocionales inespecíficas en edad adulta.
Como recoge el estudio titulado ‘Impact of intermittent voluntary ethanol consumption during adolescence on the expression of endocannabinoid system and neuroinflammatory mediators’ y publicado en la revista European Neuropsychopharmacology, el objetivo de esta investigación básica se ha centrado en definir la influencia de la ingesta de etanol en una etapa temprana, como es la adolescencia, sobre la respuesta cerebral a nivel emocional en edad adulta y que se relaciona con la aparición de trastornos como la ansiedad y la depresión.
Los expertos han caracterizado la expresión genética del sistema endocannabinoide en ratas adultas expuestas a alcohol durante la adolescencia. Se trata de un sistema de señalización lipídico muy relevante implicado en la modulación de numerosos procesos fisiológicos a nivel central y periférico que permiten mantener el estado de equilibrio necesario para que el organismo funcione correctamente, también conocido como homeostasis. Además, los investigadores han definido marcadores inflamatorios que evidencian el consumo de etanol.