El número de suicidios no baja: 32 el año pasado
El dato es del Instituto de Medicina Legal y Forense de Burgos: A lo largo de todo 2020, año marcado por la pandemia de coronavirus, el confinamiento -más rígido entre marzo y mayo- y las restricciones de movilidad, se suicidaron en Burgos 32 personas. Se trata de una cifra prácticamente idéntica a la de 2019 (31) que vuelve a constatar cómo el hecho de quitarse voluntariamente la vida constituye un problema de salud pública de primer orden (hace ya una década que en esta provincia hay más muertos por suicidio que por accidentes de tráfico) y sostenido en el tiempo. Tal es así que desde los ámbitos afectados se empiezan a tomar medidas y poco a poco se va abriendo el camino hacia la búsqueda de soluciones y la desestigmatización, primero desde el ámbito de la salud pero también desde las familias afectadas, que llevan ya tiempo reuniéndose, organizándose, ofreciendo apoyo a otras y luchando contra el tabú que rodea a esta forma de muerte.
El director del Instituto de Medicina Legal y Forense, Amador Martínez Tejedor, constata que se trata verdaderamente de un problema de salud pública: «Tiene una incidencia muy importante, se da en cualquier contexto social, cultural y económico, hay conciencia sobre su negatividad y genera gran sufrimiento familiar y social y consecuencias sanitarias». Los datos que aporta el Instituto no están aún desagregados por sexo pero Martínez Tejedor asegura que son mayoritariamente hombres (75-80 por ciento) los que toman tan drástica decisión. Por edades, son más numerosos los suicidas que están en la franja de entre los 40 a los 69 años pero el forense hace notar que hay otro pico a partir de los 80 «que suele estar vinculado a personas mayores con enfermedades crónicas o tanta soledad y desesperanza que se plantean que la vida no vale la pena». Estos sucesos son más frecuentes en la capital que en la provincia, los sistemas más utilizados son el ahorcamiento y la precipitación y por meses, el peor fue el de agosto, con 5 muertes autoinfligidas (en marzo, cuando empezó el confinamiento total, se registró uno). «El año 2020 no ha reflejado ninguna novedad ni diferencia en cuando al comportamiento del problema del suicidio», precisó.
Detrás de buena parte de los suicidios hay una enfermedad mental. Para Martínez Tejedor es «un porcentaje altísimo que se puede acercar al 90%». Juan Francisco Lorenzo, médico y miembro del principal grupo de apoyo a los supervivientes existente ahora mismo en Burgos, asegura también que este tipo de muerte es un desenlace que puede suceder en el contexto de una patología psiquiátrica. Y con respecto a la influencia del contexto socioeconómico, las cifras no están muy claras, como tantas otras cosas en el suicidio.
El forense Martínez Tejedor, que ha entrado en contacto con el grupo de Lorenzo para colaborar en la visibilidad y la prevención, ofrece datos según los cuales en años muy potentes económicamente como el 2004 y el 2005 la tasa de suicidios se situó en Burgos cuatro puntos por encima de la actual mientras que en 2009, en plena crisis, las cifras fueron bastante menos abultadas.
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