España, un país medicalizado por no invertir en salud mental
En tiempos pre-pandémicos, allá por 2019 –no hace tanto–, los problemas de salud mental ya eran la principal causa de discapacidad en el mundo por encima de problemas cardiovasculares, oncológicos y de otro tipo. Según la OMS, en 2030 la depresión será la primera causa de discapacidad en jóvenes y adultos. Sólo en Europa, 84 millones de personas se ven afectadas por trastornos mentales (una de cada seis). En España, concretamente, el 6,7% de la población estaba afectada por ansiedad, la misma cifra que para la depresión.
Pero eso era antes, antes de que un virus nos confinara, nos metiera en ERTE y nos hiciera perder el empleo, nos quitara a nuestros seres queridos, nos aislara y nos dejara solos, llenos de miedos, incertidumbre y tristeza, el caldo de cultivo perfecto para que afloren algunas enfermedades mentales. «La salud mental de la población española ha caído en picado durante la pandemia y debajo no hay red», alertó el martes el presidente de la Confederación Salud Mental España, Nel González Tapico.
La Confederación ha lanzado la campaña Salud mental y Covid-19, con la financiación del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 y Fundación ONCE, para visibilizar cómo ha afectado la pandemia a una salud mental de los españoles ya mermada con anterioridad.
El portavoz de Más País, Íñigo Errejón, sorprendió ayer llevando ante el Congreso este problema que «no es de la máxima actualidad, pero sí es de la máxima importancia», recalcó y aportó algunos datos de la Encuesta sobre la salud mental de los españoles durante la pandemia de la Covid19 publicada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) el 4 de marzo. Por ejemplo, que seis de cada 10 españoles tienen ya síntomas de depresión o ansiedad; que más de la mitad de la población (55%) siente desesperanza; o que 10 personas se suicidan al día en España.
La pandemia ha intensificado el grave problema de la salud mental que, para más inri, se omite del debate público y se esconde cuando se sufre por la discriminación que lleva aparejada. «Sigue habiendo estigma, pero cada vez las personas son más dadas a reconocer que pueden estar
deprimidas o que tienen un cuadro de ansiedad. Algunos trastornos mentales tienen peor imagen y se mantienen bastante ocultos, pero las personas ya reconocen antes la depresión y la ansiedad y piden ayuda.
La tristeza, la angustia, las crisis de pánico, la agorafobia –que ha aumentado con la pandemia– son los cuadros que más nos estamos encontrando», explica Pablo Rodríguez López, psicólogo clínico en el Hospital Fundación Alcorcón. Rodríguez señala que aunque suele separarse salud física y mental como una dicotomía, «lo cierto es que van de la mano, si no estás bien psicológicamente no vas a estar bien físicamente, y viceversa». Esta tradición de considerar a la salud mental como «la hermana fea y pobre» de la salud pública, en España se refleja claramente en la escasa inversión que se hace: sólo se le dedica el 5% del gasto total en sanidad, según la iniciativa Headway 2020 que se presentó en Europa el año pasado y estudia los retos en salud mental en España, Italia y Polonia.
Así, «en España hay unos tres psicólogos por cada 100.000 habitantes, cuando en otros países son seis, ocho o 10», subraya Rodríguez. Era uno de los reclamos de Errejón ayer: «Hay que doblar el número de psicólogos en la salud pública porque que alguien te acompañe o te eche una mano cuando estás solo o lo estás pasando fatal no puede ser un lujo para el que se lo puede pagar». La solución para Rodríguez es clara «Inversión, inversión, inversión. Y por ahora no parece que vaya a ser así. De hecho, las plazas de residentes que salen todos los años, para
médicos (MIR) este año ha habido un subidón brutal, pero la subida para los psicólogos (PIR) ha sido solo de nueve plazas más en toda España, teníamos en total 198 plazas de nueva creación para todo el país».
Este psicólogo clínico cuenta la importancia que tiene ese bajo número de profesionales en otro grave problema que sufre España en mayor medida que otros países: la hipermedicalización. «Si te derivan a salud mental eso ya es una suerte. En salud mental te puede ver un psiquiatra o un psicólogo, si te ve el psiquiatra te va a medicar, es decir, va a reforzar la medicación que ya te han puesto en tu centro de salud. El hecho de que haya tan pocos psicólogos, sin duda, fomenta el hecho de que la primera alternativa ante un problema, un duelo, una pérdida, una crisis de ansiedad… sea la medicación. Es la primera e incluso la segunda alternativa y ya a cierta distancia se plantea la derivación al psicólogo». Ésta puede tardar en llegar, según el centro de salud y el distrito sanitario, cinco, seis y hasta ocho meses, asegura Rodríguez. Y aporta otro dato más: el 40% de las consultas de Atención Primaria son por problemas psicológicos, pero sólo el 10% de ellas llega a salud mental.
España es de los países más medicalizados de Europa y del mundo, recalca Rodríguez. Según el Observatorio del Medicamento de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), en 2020 aumentó el consumo de psicofármacos y tranquilizantes. Los antipsicóticos y los antidepresivos crecieron ambos un 4%, aunque el informe indica que es una subida discreta comparada con el incremento de los problemas de sueño o ansiedad, y en 2019 ya había aumentado un 2% el consumo de esos fármacos.
«Es la primera vez que un político insiste dos veces en el Congreso acerca de la salud mental», indica Rodríguez. La primera fue haciendo hincapié en el impacto de este problema en una sesión de control anterior, en la que pidió mayor atención e inversión. La segunda ayer, poniendo sobre la mesa la
importancia de actualizar la actual Estrategia Nacional de Salud Mental 2009- 2013 en vigor. A finales de 2019, la entonces ministra de Sanidad María Luisa Carcedo ya manifestó que estaba «en una fase muy avanzada». Eso fue antes de que la pandemia dejara lo importante a un lado. Ayer, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró que se va a actualizar y tendrá una dotación de 2,5 millones de euros. La salud mental será «el próximo gran salto» del Sistema Nacional de Salud, dijo.
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