La mitad de los trastornos mentales empiezan antes de los 18 años
Un estudio en el que han participado el Idibaps del Clínic de Barcelona, el King’s College de Londres y laUniversidad de Padua ha puesto fecha de inicio a cada trastorno mental y muestra que la mitad comienzan antes de los 18 y que a los 14 se produce un pico, la edad en la que se concentran más inicios. Y esa realidad no casa con la organización sanitaria, que interrumpe la atención psiquiátrica de los adolescentes al llegar alos 18, para pasar a los pacientes al sistema de adultos.
Cambio de equipos, cambio a veces de hospital, cambio de atención. «Y como consecuencia, a veces, los pacientes se pierden, se desvinculan del sistema», explica el responsable de psiquiatría del Clínic, Eduard Vieta. «Saber la edad a la que suele empezar un trastorno es muy importante para poder identificar otras señales de que esa persona está en riesgo de enfermar. Y es fundamental sobre todo para los adolescentes y niños, porque el objetivo sería tratar precozmente y prevenir, para que su maduración discurra de la mejor manera posible. Pero casi siempre llegamos tarde», resume Joaquim Raduà, jefe del grupo del Idibaps que ha liderado la investigación. La salud mental y especialmente la de los más jóvenes se ha puesto en primera fila con los últimos meses de pandemia, ante el crecimiento de trastornos de la conducta alimentaria y otras manifestaciones de malestar emocional entre los escolares.
«Los efectos emocionales pasan aprioridad ineludible», afirmó ayer el conseller de Salut, Josep Maria Argimon, en el paraninfo de la facultad de Medicina de la UB durante un acto sobre los retos de la pandemia. «Hay que incrementar la atención psicológica y la salud mental desde la atención primaria, en especial para jóvenes y personas vulnerables». Y prometió que la plantilla de profesionales en este ámbito crecería en la primaria. Y se fortalecerían alternativas domiciliarias y más próximas al paciente a menudo reacio a acudir a un centro sanitario. «Y se pone en marcha el plan de prevención del suicidio».
El trabajo del Idibaps, que ha analizado los datos de 192 estudios epidemiológicos que incluían a más de 700.000 pacientes, pone sobre la mesa la falta de adecuación de la organización sanitaria, en todo el mundo, con la realidad. Los equipos que han llevado a cabo la investigación constatan que es un problema común a la mayoría de países. Que sólo se han hecho intentos de cambiar la situación en Australia y el Reino Unido, con experiencias de unidades especializadas en determinados trastornos que no interrumpen los tratamientos al llegar a los 18.
«Sería importante hacer equipos integrados, como el que ya existe aquí para alguna patología concreta, coordinarse mucho mejor entre las redes pediátricas y de adultos y ser mucho más flexibles, para que algunos trastornos que necesitarán tratamiento quizá un año más después de los 18 se puedan continuar en el equipo pediátrico, y de la misma manera que pacientes que inician a los 17 y medio pudieran ser atendidos ya por elequipo de adultos y ahorrarse cambios», defiende Josefina Castro directora del Institut Clínic deNeurociències.
Los investigadores del Idibaps y delos otros dos equipos de Londres y Padua defienden que la edad es un factor «indispensable para actuar de una manera adecuada al plantear los tratamientos, la prevención, la atención a los factores sociales o ambientales que concurren». Sobre todo si se pretende una intervención mucho más temprana que la actual, que evite la evolución del trastorno en la medida de lo posible. «Habrá que empezar mucho antes y para eso hay que saber cuándo podemos esperar que ocurra».
Para saber más: http://mynmedia.mynews.es/intelligence/C2200217/document/13934/LVG202106224571/?fromEmail=True&idEnviament=146104