Las dos caras del juego en España
Las estadísticas de la Dirección General de Ordenación del Juego no pueden ser más contundentes: el 80% de los 1,36 millones de españoles que apostaron ‘online’ en 2019 perdió dinero. El 4,9% se dejó por el camino más de 3.000 euros. Hay jugadores, sin embargo, que pertenecen al exclusivo club del 0,81% que obtuvo más de 3.000 euros de ganancias netas con el juego en el ciberespacio, una actividad mayoritariamente masculina que se lleva a cabo entre los 18 y los 45 años.
Los hombres de mediana edad impulsan un negocio que en España deja más de 7.600 millones de euros, de los que más de la mitad corresponden a la lotería. En 2019, el juego presencial duplicó los ingresos del que se realiza en el ciberespacio, no obstante, Internet es el canal en el que más dinero se apuesta, y la pandemia provocó el año pasado un vuelco que muchos consideran difícilmente reversible.
El juego ‘online’ ha ido creciendo constantemente desde 2013, y, con la excepción de 2019, lo ha hecho siempre a una velocidad de dos dígitos: el año pasado los ingresos aumentaron un 14%. Ya existen en nuestro país casi tres millones de jugadores en Internet, de los cuales millón y medio está activo y gasta una media de 513 euros al año, una cifra que sube hasta los 800 euros en el grupo de quienes tienen entre 36 y 45 años. El 72% paga con tarjeta.
La actividad que más dinero reporta a las empresas del sector en la Red son las apuestas deportivas (43%), seguidas del casino virtual (41,2%). A mucha distancia aparecen el póquer (13%) y el bingo (1,94%), que todavía se consideran juegos más sociales. Pero, debido a que se invierten cantidades más elevadas en el casino (16,3€ de media frente a los 7,1€ de las apuestas deportivas) este juego es, con 11.600 millones de euros, el que concentra el mayor volumen de los 21.680 millones que los españoles apostaron el año pasado, y también uno de los que más crece (23,52%), superado únicamente por el póquer (28,39%).
Las casas de apuestas usan todo tipo de métodos para restringir las apuestas de quienes logran beneficios
«Cuando comenzaron las restricciones, empezamos a adquirir monederos digitales de gente en Perú y Bangladesh para jugar con cuentas diferentes, geolocalizadas en esos países a través de una aplicación VPN. Pero, al final, esos monederos fueron eliminados como forma de pago», añade Miguel, un tercer afectado por la supresión arbitraria de su cuenta, se ha especializado en carreras de caballos, que en España tienen un público marginal. «No entiendo por qué con todo lo que ganan las casas no pueden aceptar que haya un minúsculo grupo de personas que sabe jugar», sentencia.
Andrés, Iker y Miguel son algunos de los cientos de jugadores que han llevado a los tribunales estas prácticas. «Hemos presentado unas 250 demandas y todas las que ya se han resuelto son favorables a nuestros clientes», asegura Nieves Gómez, abogada del bufete Gómez Villegas.
La ofensiva legal ha dado frutos modestos, como el dictamen de diciembre de 2019 que obliga a modificar algunas de las reglas. «Nosotros exigimos que no se discrimine a quien gana sin hacer nada ilegal», comenta Gómez, que ha detectado una nueva forma de justificar estas restricciones: hacer pasar a los jugadores ganadores por ludópatas. «A veces les llaman psicólogos para hacerles preguntas trampa y determinar que tienen un problema. Pero lo cierto es que nunca cierran cuentas de ludópatas, porque es el tipo de usuario que les conviene», afirma la letrada.
Las plataformas se defienden
Al otro lado de la barrera están directivos como Xabier Rodríguez, director general de RetaBet, la casa de apuestas líder en el País Vasco. Reconoce que la empresa se ha enfrentado a varios litigios, aunque cifra en solo una decena el número de usuarios conflictivos. Equipara el uso de ‘tipsters’ al de la «información privilegiada» y se centra en otro perfil de jugador ganador: el que explota las debilidades del sistema informático para trampear las apuestas. «Contra estos ganamos todos los juicios», asegura.
Para poder ofrecer todo tipo de ligas y deportes, las casas como RetaBet adquieren los datos de esos partidos a empresas, sobre todo en Israel y Estonia, que los recogen en tiempo real y los envían en cuestión de décimas de segundo: «Ese tiempo es clave, porque nosotros modificamos las cuotas o cerramos las apuestas cuando el sistema recoge cambios en la puntuación o el fin de un partido. Pero hay quienes están al quite para aprovechar ese segundo de retardo y meter una apuesta cuando la competición ya ha concluido». Rodríguez argumenta que esa no es una apuesta incierta porque ya conocen el resultado, y así lo ven también los jueces.
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