¿Se puede predecir y prevenir la conducta suicida?
En un contexto como el actual, afectado por la crisis sanitaria de la Covid-19, han aumentado los problemas personales y familiares, estrés económico, preocupaciones relacionadas con el trabajo, etcétera. Todo ello favorece el aumento de angustia, ansiedad y, asimismo, la exacerbación de factores de riesgo de suicidio.
Sin embargo, aún hay más. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 800 mil personas se suicidan cada año en el mundo. Si lo extrapolamos en una escala de tiempo, cada 40 segundos se produce una muerte por esta causa.
En el caso de España, el suicidio se posiciona como la primera causa de muerte no natural. Un total de 3.600 personas han fallecido por suicidio el pasado año, lo que se traduce a unas 10 personas al día. Ante este escenario, la comunidad científica se pregunta: ¿es posible prevenir la conducta suicida?
“El suicidio se examina como un proceso continuo que comienza con la aparición de la primera idea de muerte o la ideación suicida. El siguiente paso es la comunicación suicida y, finalmente, la conducta suicida”, explica Lorena Bixquert Pla, psicóloga clínica en la Unidad de Conductas Adictivas de Ciudad Real.
Por lo general, existe mayor riesgo de conducta suicida en aquellas personas que tienen algún tipo de trastorno y el policonsumo se posiciona como el factor de mayor riesgo. Según la Guía de práctica clínica de prevención y tratamiento de la conducta suicida del Ministerio de Sanidad de 2012, el incremento del riesgo de suicidio mantiene un orden de importancia desde: la depresión mayor, trastorno bipolar, psicóticos, trastorno de personalidad, abuso del alcohol y otras sustancias y trastorno de la conducta alimentaria.
“En torno al 90% de los pacientes presentan algún tipo de trastorno mental”, comenta Bixquert. Y añade: “El 60% de los pacientes con riesgo suicida moderado alto presenta consumo problemático de sustancias”. También existen diferencias desde la perspectiva de género: los hombres lo consiguen tres veces más que las mujeres. Sin embargo, las mujeres lo intentan tres veces más que los hombres.
Prevención
Bixquert coincide en que la prevención del suicidio se puede realizar si se interviene en esos factores de riesgo, detectando esas señales de alerta. En este sentido, Anna Beneria, psicóloga clínica del Hospital Valle de Hebrón, añade: “Son fundamentales los equipos multidisciplinares, la intervención temprana, el tratamiento y el proceso rehabilitador para prevenir el suicidio”.
De hecho, la OMS plantea la implantación de políticas estratégicas útiles para prevenir el suicidio. Por ejemplo, restringir el acceso a los métodos como a las armas de fuego, aplicar nuevas fórmulas de reducción del consumo de alcohol (hasta un 40% de los pacientes que solicitan tratamiento por uso de sustancias tienen antecedentes de intento suicida) y ofrecer información responsable en los medios.
También aplicar tratamientos tempranos en salud mental, formar en este campo al personal sanitario y ofrecer un mejor seguimiento y apoyo de aquellos pacientes que ya han querido acabar con su vida pero que no lo han conseguido. “Los intentos de suicidio previos son el mejor predictor”, indica Quesada.
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