Una referencia pública para la salud mental

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La Salud Mental es «la cenicienta» del sistema sanitario, al tratar unas dolencias a menudo directamente incomprendidas por el común de la sociedad, según explica Isabel García, enfermera especialista en Salud mental que trabaja en el Centro de Día Romareda.

Buena prueba de este relativo abandono es el hecho de que este centro sea, si no el único, de los pocos públicos que existen en la comunidad para tratar trastornos más graves, como pueden ser el de bipolaridad o la esquizofrenia. Unos tratamientos cuya eficacia ilustra la enfermera comparándolos con la rehabilitación de un miembro roto. «Si no se puede recuperar la movilidad al 100%, al menos se puede mejorar hasta donde se pueda» , explica. Si todo el sistema público de salud adolece de una seria falta de medios, en la Salud Mental esto es todavía más acuciante.

Aunque la situación ha mejorado notablemente respecto al encierro en manicomios, la antigua solución para estos pacientes, la falta de recursos sigue siendo notable en todos los aspectos. Desde personal e instalaciones a la propia comprensión social de unos problemas que «no causan un dolor que se pueda tratar con una pastilla, sino un tremendo sufrimiento para el paciente y su entorno».

Como corrobora en primera persona Carles Cabot, aquejado de depresión, es muy duro «estar tan triste sin haber hecho nada para que te pase» . Pero en el centro no se resignan, y echan mano de cualquier tratamiento que pueda ayudar a los pacientes. También la literatura, que tanto ha ayudado a Cabot. Organizan talleres de lectura, que empezaron con cuentos de grandes autores, puesto que la lectura «da una gran capacidad de síntesis del mensaje».

Además, el debate posterior ayuda a la autoestima de los pacientes, que sienten que su opinión es tenida en cuenta. Algo que, desgraciadamente, no sucede tan a menudo en el día a día. También la escritura ayuda a proyectar episodios y poder enfrentarse a ellos.

Paralelamente a la acción del Centro nació la asociación El Puerto, integrada por pacientes y familiares, que intenta complementar la acción terapéutica con diversas acciones, más allá de ser «altavoces» de las actividades de la instalación sanitaria. Su presidente, Antonio Iguacen, explica que colaboran con «actividades deportivas, con equipos de fútbol o baloncesto, huertos urbanos o la búsqueda de actividades alternativas, como vacaciones en grupo», con las que ya han visitado Huelva o Canarias, entre otros escenarios. Pero sobre todo buscan «facilitar la integración en la sociedad» de un colectivo profundamente incomprendido.

Para saber más: http://mynmedia.mynews.es/intelligence/C2200217/document/13934/PAR202106130115/?fromEmail=True&idEnviament=144202

 

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